17.4.07

Energía para el futuro


Revisando los periódicos nacionales, me encontré con este artículo


Biocombustibles, energía y planes de futuro
Tuesday, April 17, 2007 hora 11:56

José M. Tojeira

Cuando un tema se politiza y se pone de moda, somos los primeros en organizar debates. Pero pensar seriamente nuestra realidad es otro asunto. Los convenios con Estados Unidos para producir etanol, las posibilidades de obtener biodiesel, aparecen con frecuencia en los periódicos como signo de desarrollo y progreso. Especialmente después de la carta de Fidel Castro, se han alzado también las voces en contra del etanol, presentado un panorama desastroso para el país si nos involucramos en la producción del mismo.

Sin embargo tendemos a olvidar algo mucho más grave: No tenemos un plan energético nacional que parta de nuestras necesidades y vea nuestras posibilidades. Colombia tiene un plan energético nacional 2003-2020. Están pensando sus necesidades a largo plazo, a pesar de ser un país productor de petróleo y estar en situación prácticamente de guerra. Panamá está preocupada porque sabe que sus necesidades de energía se duplicarán el año 2019. Y tiene un plan, 2005-2020. España tiene plan energético desde 1979, y en la actualidad ha desarrollado estudios para duplicar la producción de energía a partir de renovables en un tiempo relativamente corto. Argentina, consciente de que entre el 2010 y el 2012 llegará a un colapso energético si sigue tal y como está, ha desarrollado también desde hace varios años su plan, centrando su producción en energía eólica, hidráulica y nuclear. Los países en vías de desarrollo hablan de elaborar lo que se suele llamar una canasta básica de energía, apropiada para el uso eficiente de los sectores populares.

En todos los planes se suele hablar de la fuerte incidencia que en el futuro inmediato tendrá la política energética tanto en el desarrollo de los países como en el crecimiento económico sostenido. Todos apuestan por aumentar la producción de energía desde sus propios recursos naturales, insistiendo en los renovables cada vez más, y planificando una energía limpia.

Nosotros andamos en estos terrenos básicamente mal. Como si no tuviéramos problemas. Confiando en lo que nos den de fuera, sea México o Venezuela (nunca los dos al tiempo dadas nuestras veleidades y gustos políticos). La privatización de la energía y el dejar la comercialización de la misma en manos del mercado nos ha llevado a una muy peligrosa dependencia de no renovables. Fue una soberana estupidez y nos ha dejado cerca del colapso energético. Si se prolonga la situación nos veremos metidos en un auténtico desastre. Y aunque hay señales de que se quiere cambiar el rumbo, todavía las cosas se hacen más desde la propaganda, la improvisación y la falta de planes coherentes de largo plazo. Y con el enorme riesgo de dejar a una parte de la población en una situación peor de la que estaba antes, inundando sus tierras y no ofreciendoles la posibilidad de tener casa, trabajo y futuro que compense, mejorando su situación, lo que les daban sus tierras de cultivo. En otras palabras, como que todavía se quiere producir energía transfiriendo costos a los más pobres, con muy poca responsabilidad social.

Frente a esta realidad es importante detenerse a reflexionar. Y empezar a poner criterios que nos puedan decir en qué proporción nos conviene el biodiesel, el etanol, o más genéricamente, la energía fotovoltaica, la biomasa, la hidráulica y la geotérmica (la eólica, según algunas investigaciones ya realizadas en la UCA, ofrece pocas posibilidades en nuestro país). Necesitamos preguntarnos en qué proporciones podemos utilizar racionalmente cada una de esas energías, en qué tiempo podemos ir cumpliendo metas, qué inversiones tenemos que hacer, en cuánto nos podemos racionalmente endeudar en este campo, porque a la larga es urgente el asunto y nos va a revertir ganancia. Y por supuesto lograr acuerdos nacionales en este aspecto. Seguir peléandonos, dejar el tema energético en manos del mercado, cerrarnos en una o dos fuentes de energía exclusivamente, hacer afirmaciones sobre el futuro energético de El Salvador sin estudios previos, cálculo de necesidades futuras, estimación de costos, no es más que irresponsabilidad política y social.

Necesitamos un plan energético que contribuya a equilibrar la balanza comercial, que impulse el desarrollo local y regional, que amplíe la oferta interna de energéticos, que respete el medio ambiente, que diseñe y premie el uso racional de la energía, que beneficie a las clases medias y a los más pobres. Esto no se podrá hacer de memoria o copiando otros planes energéticos de otros países, aunque éstos puedan darnos insumos. Necesitamos una investigación nacional a la que nos sumemos todos los que de alguna manera producimos conocimiento en el país. Ya existen estudios realizados, pero todavía son insuficientes. Conocer nuestras posibilidades adecuadamente, ver cómo podemos traer, implementar o desarrollar tecnologías apropiadas para el desarrollo de nuevas fuentes energéticas, es un paso indispensable si queremos planificar en serio.

Y ya para terminar. Aunque el Plan Puebla Panamá resucite y promueva cierta integración energética, incluida la refinería centroamericana, aunque Chávez nos diga que nos puede dar el petróleo un poco más barato, aunque el etanol se presente como una solución para nuestra economía, aunque Fidel nos vaticine los terribles costos que puede tener el etanol como conspiración norteamericana contra la seguridad alimentaria del tercer mundo, las soluciones de nuestra problemática energética no están en esos cuatro puntos, aunque de todos ellos tengamos que extraer ideas, conocimiento y elementos de reflexión. Lo importante es hacer un plan nuestro racional, que contemple nuestros recursos, nuestras posibilidades, los criterios antes establecidos y cualquier otro criterio técnico que los especialistas vean indispensable. Ojalá pasemos de la gritería y la propaganda a la reflexión, y desde ella al estudio y a la elaboración de un verdadero plan energético nacional.


Me quiero centrar en los tres primeros párrafos del artículo. Tiene razón: los estamos hablando sobre el tema del etanol no estamos pidiendo formular un plan nacional energético. Simplemente estamos opinando sobre el tema de moda, pero no vemos sus repercusiones en un contexto más amplio.

A ese respecto, quiero traer al presente algunas notas publicadas en este espacio hace un par de años con respecto al tema energético.

Etanol y biodiesel en El Salvador. Cuando el tema del etanol comenzaba a sonar en los medios de difusión.

Brasil y el biodiesel La experiencia de Brasil con el biodiesel

Ejemplos de energía eólica e hidrógeno. La experiencia argentina con otro tipo de energías renovables, que difícilmente podremos implementar en nuestro país.

Limpieza de embalses. Lo que podría hacerse para limpiar naturalmente nuestros humedales y lagos.

También escribí una serie de notas sobre tópicos que podría contener la Política energética nacional

* Reciclaje

* Patrones de consumo

* Transporte

* Adelanto de la hora. Sobre esto, también escribí algo acá.

* Uso de la bicicleta

* Energías renovables

* Consumo de energía eléctrica

* Reforestación

* Protección de los ríos

* Diseños urbanos

Como mencionaba en las aclaraciones finales, estas son ideas que intentar cubrir los aspectos que, en mi humilde opinión, tienen que tomarse en cuenta a la hora de revisar y reformular el modo en que los salvadoreños administramos la energía (eléctrica, en forma de leña o de derivados del petróleo) y nuestro modo de vida.

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2 comentarios:

  1. Buen post, don Alde, muy interesante.
    Muchas veces hablar en contra del inmediatismo y la descontextualización de nuestros recursos y limitaciones (como si fueran iguales a las de otros países) es chocar con determinados intereses, como se comentaba en uno o dos de los apuntes que enlazaste.

    A lo mejor con tantas trabas esto se vea como una utopía, pero hay que a atreverse a señalar cómo son y cómo deben ser las cosas, para apuntar a propuestas concretas de cambio, como lo has hecho a través de tus notas (el reciclaje, por ejemplo, sería de mucha ayuda...). Aún si todavía se encuentren lejos de llevarse a cabo, mencionarlas es un primer paso.

    ¡Saludos!

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