27.12.04

Sobre el maremoto en Asia.


Maremoto en el sur de Asia

Poco es lo que puede decirse frente a esta tragedia. Lo mejor es guardar silencio, al menos mientras siga doliendo en algún rincón del alma.

15.12.04

Comentando la muerte de una mujer y su legado

Primero está el artículo. Luego un pequeño comentario.

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La última palabra

Yan Huanyi era la última china que hablaba el nushu, un idioma exclusivo de mujeres. Acaba de morir.

Por Marta Dillon


Cuenta la historia que en una comarca al sur de China, en Jiangyong, hace más de cuatrocientos años, las mujeres decidieron cercar su mundo privado creando una lengua que sólo ellas hablarían. Ni señas, ni murmullos, ni cartas llevadas bajo la enagua, mucho menos diarios íntimos que se escriben sólo para ser violados. Ninguno de los artificios del secreto era suficiente para legar de madres a hijas, de hermanas a amigas, el saber que las mayores acumulaban a lo largo de la vida con los otros, los hombres. Los hombres que les negaban la escuela, les retaceaban el aprendizaje del mandarín, las tomaban por esposas como se toma una tierra y plantaban sobre ellas su bandera para después dejarla ahí, ondeando en el desierto de un cuerpo que se deja de visitar porque, en definitiva, la tarea del conquistador es buscar nuevos territorios. Que ellos lo creyeran así: que se proclamen vencedores, que monopolicen la educación en las escuelas porque, total, ellas crearían su propia lengua, sus códigos secretos para bordarlos sobre las sábanas sobre las que los hombres dormirían sin saber qué cosas de ellos mismos les estaban siendo devueltas en esos diseños que se imprimían en sus cuerpos durante el descanso. O sobre los manteles en los que apoyaban los platos a la hora de comer. ¿Qué decía en el delantal de la señora de la casa que despertaba la sonrisa de la vecina? ¿Qué contestaba la vecina frente al impávido rostro del hombre de la casa? Cosas de mujeres habladas en lengua de mujeres en el único lugar del mundo en el que la resistencia de ellas generó un idioma hablado y escrito del que ya nada se sabrá porque el secreto se fue a la tumba de la última anciana que lo hablaba y escribía, hace apenas una semana.


Yang Huanyi había aprendido el nushu –idioma de las mujeres– de siete ancianas que antes lo habían recibido, cada una, de siete más. En esos caracteres estilizados Yang Huanyi, de quien no sabremos nunca la edad porque sólo la decía en nushu, había preparado la misiva del tercer día, la que las madres entregan a las hijas como deseo de felicidad para sus días de casadas. Pero ni las hijas ni las nietas entendieron el valor de su secreto, si ellas iban a la escuela igual que cualquier varón y poco les importó la desesperación de la abuela que tuvo que entregar a los otros –esos que todavía no pueden descifrarlos– los poemas, los consejos, hasta las pequeñas venganzas que sin duda se cobraban las mujeres que entre ellas decían lo que querían porque para ellas era la lengua que habían creado.


¿Qué cosas habrán perdido para siempre? ¿Qué saberes habrán muerto con la última mujer dueña absoluta de su lengua? Dicen que hay un hombre a quien Yang Huanyi se confió cuando nadie más quería escuchar las reglas de su secreto. Y este hombre dice que podría hablar en esa lengua, claro que no tiene con quién y entonces no sabremos si es verdad que puede. Si es verdad que aprendió algo porque nunca se comunicó con nadie en esa lengua y tampoco está dispuesto a hacer diccionario alguno, y de hecho ni siquiera puede decir cuántos años tenía Yang cuando se llevó con ella la lengua de sus mayores. No sabremos lo que vio o escuchó ese hombre, aunque seguro no es lo mismo que aprendió Yang de las siete ancianas que la educaron, porque en el momento en que él pronunció la primera palabra, si es que lo hizo, la lengua de las mujeres dejó de serlo y lo que él tenga para decir, en definitiva, será cosa de hombres.



Tomado de www.pagina12.com.ar, en la sección Radar, del 27 de septiembre de 2004

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El artículo deja mucho en qué pensar. Es lamentable perder un elemento difusor de cultura como lo es un idioma. ¡Todo el esfuerzo perdido en la creación y comunicación del mismo!

Encontré, por casualidad un poema que podría aplicarse a esto.

Y si después de tántas palabras...
César Vallejo
(Fragmento)

¡Y si después de tántas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!

¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!
¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!

Ojalá no se diga lo mismo, dentro de cincuenta años, de nuestro nahuat.


10.12.04

Otra idea sobre los enfrentamientos

"La manera en como ves el mundo y como te enfrentas a él,
determina tu verdadera riqueza"
--Dios,
en la serie de televisión "Joan of Arcadia",
Episodio "Wealth of Nations"

8.12.04

Ideas sobre los "Diarios de motocicleta"

La semana pasada fui a ver la película “Diarios de motocicleta”, que describe el viaje que el año 1952 del joven Ernesto Guevara de la Serna.

Debo confesar que no tenía muchas ganas de ir a verla. Y no por la película en sí misma. Tenía miedo de los “compas” que irían a ver la película. Me los imaginaba a en la antesala, con camisas con la efigie del Che (la famosa imagen de Korda), me los imaginaba a media presentación gritando consignas, levantando el puño en alto. Y me los imaginaba borrachos mientras hacían todo esto. Esto último es lo que más me chocaba, pues para mí no hay nada peor que un militante de izquierda embriagado. Lo siento, es una visión muy personal.

Nada de esto pasó. La antesala estaba tranquila y la sala también. La película es buena, no es panfletaria ni cae en romanticismos. Nos presenta un joven Ernesto Guevara, muy humano, nada del mito al que la mayoría estamos acostumbrados o creemos conocer, nada de la persona admirabilísima y casi sobrehumana que algunos nos empeñan en mostrar.

Como toda película de viaje en carretera, los viajeros comienzan la aventura con ciertas expectativas e ideas. El viaje poco a poco los va transformando, haciendo que cambien su percepción de la realidad objetiva y subjetiva.

La película tiene una buena fotografía y escenas bien logradas en donde se muestran las diferentes facetas del Che humano. La escena que sucede en Chile, visitando a la anciana enferma muestra su compasión hacia los que sufren. La escena con las hojas de coca en Cuzco, junto a las ancianas, tiene mucho de compartir, casi de comunión.

Otra realidad que muestra la película es la honestidad del Che. El siempre prefiere decir la verdad, pero el modo (casi brutal) de hacerlo deja pasmados a los que lo escuchan.

Más allá de la simple descripción de la película, hay un par de escenas que en mi opinión tienen mucho significado y que deseo comentar

Cuando los viajeros cruzan Chile, deciden ir a visitar una mina que queda cerca del desierto de Atacama. En medio del desierto se encuentran con una pareja que van en buscan de trabajo a la mina. Es aquí cuando al joven Ernesto comienza a cambiarle la visión del mundo. Más tarde nos enteraremos que algunas de sus prioridades cambiaron en este momento. Visualmente, la escena es hermosa, la conjugación de imágenes en color y blanco y negro, la presencia del fuego y del mate la hacen muy íntima.

Luego, casi en la parte final de la película, en el hospital para leprosos de San Pablo, el Che decide celebrar su cumpleaños con los enfermos y, en medio de la noche, se cruza el Amazonas a nado. En la otra orilla, los enfermos se dan cuenta del esfuerzo del Che y lo animan a que termine el cruce del río y lo reciben felices cuando, cansado y con ataque de asma, termina el trayecto.

Estas dos escenas, por sí mismas explícitas, me traen a la mente dos imágenes que cruzan la simbología de diversas culturas: el desierto y el agua.

El desierto
El desierto como silencio externo que permite el silencio interno y que conlleva la escucha y los descubrimientos. Es en ese lugar desolado, donde encuentra el Che algo que lo conmueve, a tal punto de romper la promesa que le había hecho a Chichina, y que tantas veces Alberto le había urgido a hacerlo.

El agua
El cruce del río podría tener el equivalente de un diluvio, que barre con lo viejo del interior de Ernesto, para dejar lo nuevo, lo descubierto en el viaje: la realidad de los pueblos latinoamericanos. O puede leerse como una especie de bautismo, o como un rito de paso. En el vigésimo cuarto cumpleaños del Che, se decide por dejar muchas cosas atrás y cruza el río hacia quienes él comienza a entrever que será desde ese momento su rumbo.

Ambas figuras nos remiten a un cambio interior que se hace exterior, poco a poco. Una puede verse como consecuencia de la otra. De la sequedad del desierto, de su silencio indagador, se pasa al agua, que todo lo revive y lo redime.

Decidir si las escenas del agua y del desierto son sim-bólicas o dia-bólicas, en la película y en la vida del Che, depende de la postura ideológica de usted, querido/a lector/a.


1.12.04

En el día mundial del SIDA.


En este día mundial de la lucha contra el SIDA, propongo este enlace:

BBC Mundo | A fondo | 2004 | Sida2004

Es un especial de la BBC en castellano. La parte de porqué las mujeres son más propensas a infectarse caló hondo en mí.

La verdad, es que la discriminación por SIDA es terrible. Confronta nuestro machismo y nuestra visión de la sexualidad como tabú.

Independientemente de la filiación religiosa, es una epidemia que debe ser frenada. Sé que no estoy diciendo nada nuevo. Pero también, a la hora de tomar partido, nuestra moral sexual personal nos traiciona. Y muchas veces la moral sexual de la religión que profesemos nos enturbia más el panorama. Sumemos a esto nuestras creencias personales y colectivas. Creemos en el mito de que todo aquel que padece de SIDA o tiene el VIH necesariamente es homosexual. Falacia alimentada por nuestro machismo y por la intolerancia hacia los que no son de "mi grupo".

Me parece que la mayoría vemos al SIDA como algo muy lejano, que le pasa a otros que se lo merecen por la vida sexual desenfrenada que llevan. Y es precisamente esa lejanía la que no nos hace comprender la magnitud del problema. Les pasa a otras personas, pero nunca me pasará a mí, a mi familia o a alguien que conozco. La típica negación ante el problema.

Mientras las personas enfermas del SIDA sigan siendo "otras", mientras no piense que son personas sufrientes, mientras no intente imaginarme lo que significaría tener yo misma/o la enfermedad, no avanzaremos en educarnos y educar a otros a frenar este gran problema.

Nuestra actual indiferencia y discriminación (sobre todo la mía y la tuya) es la que matará de SIDA a otras personas en el futuro.

Qué tristeza y cuánta responsabilidad.