En este día mundial de la lucha contra el SIDA, propongo este enlace:
BBC Mundo | A fondo | 2004 | Sida2004
Es un especial de la BBC en castellano. La parte de porqué las mujeres son más propensas a infectarse caló hondo en mí.
La verdad, es que la discriminación por SIDA es terrible. Confronta nuestro machismo y nuestra visión de la sexualidad como tabú.
Independientemente de la filiación religiosa, es una epidemia que debe ser frenada. Sé que no estoy diciendo nada nuevo. Pero también, a la hora de tomar partido, nuestra moral sexual personal nos traiciona. Y muchas veces la moral sexual de la religión que profesemos nos enturbia más el panorama. Sumemos a esto nuestras creencias personales y colectivas. Creemos en el mito de que todo aquel que padece de SIDA o tiene el VIH necesariamente es homosexual. Falacia alimentada por nuestro machismo y por la intolerancia hacia los que no son de "mi grupo".
Me parece que la mayoría vemos al SIDA como algo muy lejano, que le pasa a otros que se lo merecen por la vida sexual desenfrenada que llevan. Y es precisamente esa lejanía la que no nos hace comprender la magnitud del problema. Les pasa a otras personas, pero nunca me pasará a mí, a mi familia o a alguien que conozco. La típica negación ante el problema.
Mientras las personas enfermas del SIDA sigan siendo "otras", mientras no piense que son personas sufrientes, mientras no intente imaginarme lo que significaría tener yo misma/o la enfermedad, no avanzaremos en educarnos y educar a otros a frenar este gran problema.
Nuestra actual indiferencia y discriminación (sobre todo la mía y la tuya) es la que matará de SIDA a otras personas en el futuro.
Qué tristeza y cuánta responsabilidad.
La verdad, es que la discriminación por SIDA es terrible. Confronta nuestro machismo y nuestra visión de la sexualidad como tabú.
Independientemente de la filiación religiosa, es una epidemia que debe ser frenada. Sé que no estoy diciendo nada nuevo. Pero también, a la hora de tomar partido, nuestra moral sexual personal nos traiciona. Y muchas veces la moral sexual de la religión que profesemos nos enturbia más el panorama. Sumemos a esto nuestras creencias personales y colectivas. Creemos en el mito de que todo aquel que padece de SIDA o tiene el VIH necesariamente es homosexual. Falacia alimentada por nuestro machismo y por la intolerancia hacia los que no son de "mi grupo".
Me parece que la mayoría vemos al SIDA como algo muy lejano, que le pasa a otros que se lo merecen por la vida sexual desenfrenada que llevan. Y es precisamente esa lejanía la que no nos hace comprender la magnitud del problema. Les pasa a otras personas, pero nunca me pasará a mí, a mi familia o a alguien que conozco. La típica negación ante el problema.
Mientras las personas enfermas del SIDA sigan siendo "otras", mientras no piense que son personas sufrientes, mientras no intente imaginarme lo que significaría tener yo misma/o la enfermedad, no avanzaremos en educarnos y educar a otros a frenar este gran problema.
Nuestra actual indiferencia y discriminación (sobre todo la mía y la tuya) es la que matará de SIDA a otras personas en el futuro.
Qué tristeza y cuánta responsabilidad.
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