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JORGE LUIS BORGES Y EL MUNDIA 78
(Especial por José María Suárez)
(Especial por José María Suárez)
Entre mis recuerdos del Mundial 78 celebrado en nuestro país hace ya 25 años hay uno que prevalece sobre todos los otros: un reportaje a Jorge Luis Borges con relación a ese torneo llevado a cabo en su propio domicilio de Maipú al 900, tras solicitarle la entrevista que, en ese entonces, no se la concedía a nadie y aún hoy no sé por qué accedió a mi petición. La haré corta reproduciendo parte de la entrevista publicada el domingo 26 de junio de 1978, día en el que finalizó el Mundial citado.
- Supongo que está enterado del desarrollo del campeonato Mundial de fútbol. Usted dijo no hace mucho que en cuanto comenzara se iría de Buenos Aires. ¿Qué me puede aclarar sobre eso?
- Sí, es verdad, pero ya ve que no me fui, que estoy aquí soportándolo, pero ya falta poco para que termine.
- ¿Por qué afirmó entonces que se iría?
- Porque no soporto el barullo, pretendía escaparle al ruido. Yo no estoy en contra del fútbol, estoy en contra de la frivolidad. La gente sale a la calle a festejar sin pensar si un partido fue bueno o malo, sólo se piensa en ganar, nadie está interesado en el fútbol. En mi vida asistí a medio partido, me molesta bastante la bulla, ese batifondo infernal que se produce después de un partido. A mí me gustan las carreras de caballos, las cuadreras, pero nunca fui a Palermo, ni a La Plata, ni a San Isidro.
- ¿Pero tiene algún conocimiento de los jugadores que integran la representación argentina en el campeonato mundial?
- Es absurdo que un país esté representado por un equipo de fútbol. El mundial es un comercio en el que participan no sólo los jugadores, sino que también lo hacen los hoteles, los restaurantes, las tiendas. Hoy podemos ver por todas partes cartelitos que anuncian precios del mundial, pero no para rebajarlos sino para aumentarlos. El mundial encareció la vida.
- Usted dijo que un país no puede ser representado por un equipo de fútbol. ¿Querría ampliarme el concepto?
- Es muy simple. Ningún país puede estar representado por unos cuantos individuos y, en fútbol, se alistan once. ¿De qué manera pueden once representar a veinticinco millones? Ni siquiera los genios, que son esporádicos, pueden atribuirse ni se les puede conceder la representación de un país.
- ¿Cuál es su posición política?
- Soy antiperonista, anticomunista, antinazi, antinacionalista...
- ¿Cómo antinacionalista?
- Sí, antinacionalsita, porque la exaltación del nacionalismo hace mal. En Suiza, que es un país muy culto, no cabe el nacionalismo. Los hombres existen pero los países son abstractos. Debemos insistir en lo que puede unirnos, no separarnos.
- Borges, usted es un hombre muy popular. ¿Cómo siente esa popularidad?
- Yo no busqué la popularidad, me la metieron la radio, la televisión, el periodismo. Es el resultado de una palabra espantosa: promoción. Los escritores somos hoy como jugadores de fútbol, si hasta nos paran por la calle para pedirnos autógrafos. Recuerdo que hace muchos años yo iba a buscar a Lugones, el más grande escritor argentino, a la biblioteca de maestros en la calle Rodríguez Peña y luego lo acompañaba tomado del brazo hasta el centro. Nadie lo identificaba, nadie lo saludaba, nadie le cedía el paso, era un desconocido entre los millares que caminaban la ciudad.
- Volviendo al fútbol, creo que no habrá podido escapar a escuchar algunos comentarios sobre el torneo.
- Sí, entiendo que los argentinos y los holandeses van en punta, me lo cuentan los amigos y los mozos del café.
- Borges, si Argentina se clasifica campeón del mundo el barullo que usted no soporta se multiplicará por miles y miles de voces. ¿Qué pensará entonces?
- Pensaré que hay mucha gente feliz, que mucha gente habrá alcanzado la felicidad por la que tanto luchamos.
Lo dijo Jorge Luis Borges en 1978, año de "nuestro mundial", el que todavía, y creo que nunca, sabremos cuanto nos costó.
NOTA: Lo trascripto es una síntesis de la entrevista y apunta a que se conozca un poco más a Borges.
- Supongo que está enterado del desarrollo del campeonato Mundial de fútbol. Usted dijo no hace mucho que en cuanto comenzara se iría de Buenos Aires. ¿Qué me puede aclarar sobre eso?
- Sí, es verdad, pero ya ve que no me fui, que estoy aquí soportándolo, pero ya falta poco para que termine.
- ¿Por qué afirmó entonces que se iría?
- Porque no soporto el barullo, pretendía escaparle al ruido. Yo no estoy en contra del fútbol, estoy en contra de la frivolidad. La gente sale a la calle a festejar sin pensar si un partido fue bueno o malo, sólo se piensa en ganar, nadie está interesado en el fútbol. En mi vida asistí a medio partido, me molesta bastante la bulla, ese batifondo infernal que se produce después de un partido. A mí me gustan las carreras de caballos, las cuadreras, pero nunca fui a Palermo, ni a La Plata, ni a San Isidro.
- ¿Pero tiene algún conocimiento de los jugadores que integran la representación argentina en el campeonato mundial?
- Es absurdo que un país esté representado por un equipo de fútbol. El mundial es un comercio en el que participan no sólo los jugadores, sino que también lo hacen los hoteles, los restaurantes, las tiendas. Hoy podemos ver por todas partes cartelitos que anuncian precios del mundial, pero no para rebajarlos sino para aumentarlos. El mundial encareció la vida.
- Usted dijo que un país no puede ser representado por un equipo de fútbol. ¿Querría ampliarme el concepto?
- Es muy simple. Ningún país puede estar representado por unos cuantos individuos y, en fútbol, se alistan once. ¿De qué manera pueden once representar a veinticinco millones? Ni siquiera los genios, que son esporádicos, pueden atribuirse ni se les puede conceder la representación de un país.
- ¿Cuál es su posición política?
- Soy antiperonista, anticomunista, antinazi, antinacionalista...
- ¿Cómo antinacionalista?
- Sí, antinacionalsita, porque la exaltación del nacionalismo hace mal. En Suiza, que es un país muy culto, no cabe el nacionalismo. Los hombres existen pero los países son abstractos. Debemos insistir en lo que puede unirnos, no separarnos.
- Borges, usted es un hombre muy popular. ¿Cómo siente esa popularidad?
- Yo no busqué la popularidad, me la metieron la radio, la televisión, el periodismo. Es el resultado de una palabra espantosa: promoción. Los escritores somos hoy como jugadores de fútbol, si hasta nos paran por la calle para pedirnos autógrafos. Recuerdo que hace muchos años yo iba a buscar a Lugones, el más grande escritor argentino, a la biblioteca de maestros en la calle Rodríguez Peña y luego lo acompañaba tomado del brazo hasta el centro. Nadie lo identificaba, nadie lo saludaba, nadie le cedía el paso, era un desconocido entre los millares que caminaban la ciudad.
- Volviendo al fútbol, creo que no habrá podido escapar a escuchar algunos comentarios sobre el torneo.
- Sí, entiendo que los argentinos y los holandeses van en punta, me lo cuentan los amigos y los mozos del café.
- Borges, si Argentina se clasifica campeón del mundo el barullo que usted no soporta se multiplicará por miles y miles de voces. ¿Qué pensará entonces?
- Pensaré que hay mucha gente feliz, que mucha gente habrá alcanzado la felicidad por la que tanto luchamos.
Lo dijo Jorge Luis Borges en 1978, año de "nuestro mundial", el que todavía, y creo que nunca, sabremos cuanto nos costó.
NOTA: Lo trascripto es una síntesis de la entrevista y apunta a que se conozca un poco más a Borges.
Sólo porque es Borges lei un tercer post sobre el futbol! Decididamente el futbol no es lo mío.
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