29.11.04

Sobre el fútbol, la tercera es la última

Por un rato, esta será la última publicación dedicada al fútbol. Pero igual me parece tener la opinión de varias personas respecto al tema. En este caso, es una entrevista hecha en 1978 a Jorge Luis Borges. La encontré en:

http://www.infutbol.com.ar/opinion5.shtml


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JORGE LUIS BORGES Y EL MUNDIA 78
(Especial por José María Suárez)

Entre mis recuerdos del Mundial 78 celebrado en nuestro país hace ya 25 años hay uno que prevalece sobre todos los otros: un reportaje a Jorge Luis Borges con relación a ese torneo llevado a cabo en su propio domicilio de Maipú al 900, tras solicitarle la entrevista que, en ese entonces, no se la concedía a nadie y aún hoy no sé por qué accedió a mi petición. La haré corta reproduciendo parte de la entrevista publicada el domingo 26 de junio de 1978, día en el que finalizó el Mundial citado.

- Supongo que está enterado del desarrollo del campeonato Mundial de fútbol. Usted dijo no hace mucho que en cuanto comenzara se iría de Buenos Aires. ¿Qué me puede aclarar sobre eso?

- Sí, es verdad, pero ya ve que no me fui, que estoy aquí soportándolo, pero ya falta poco para que termine.

- ¿Por qué afirmó entonces que se iría?

- Porque no soporto el barullo, pretendía escaparle al ruido. Yo no estoy en contra del fútbol, estoy en contra de la frivolidad. La gente sale a la calle a festejar sin pensar si un partido fue bueno o malo, sólo se piensa en ganar, nadie está interesado en el fútbol. En mi vida asistí a medio partido, me molesta bastante la bulla, ese batifondo infernal que se produce después de un partido. A mí me gustan las carreras de caballos, las cuadreras, pero nunca fui a Palermo, ni a La Plata, ni a San Isidro.

- ¿Pero tiene algún conocimiento de los jugadores que integran la representación argentina en el campeonato mundial?

- Es absurdo que un país esté representado por un equipo de fútbol. El mundial es un comercio en el que participan no sólo los jugadores, sino que también lo hacen los hoteles, los restaurantes, las tiendas. Hoy podemos ver por todas partes cartelitos que anuncian precios del mundial, pero no para rebajarlos sino para aumentarlos. El mundial encareció la vida.

- Usted dijo que un país no puede ser representado por un equipo de fútbol. ¿Querría ampliarme el concepto?

- Es muy simple. Ningún país puede estar representado por unos cuantos individuos y, en fútbol, se alistan once. ¿De qué manera pueden once representar a veinticinco millones? Ni siquiera los genios, que son esporádicos, pueden atribuirse ni se les puede conceder la representación de un país.

- ¿Cuál es su posición política?

- Soy antiperonista, anticomunista, antinazi, antinacionalista...

- ¿Cómo antinacionalista?

- Sí, antinacionalsita, porque la exaltación del nacionalismo hace mal. En Suiza, que es un país muy culto, no cabe el nacionalismo. Los hombres existen pero los países son abstractos. Debemos insistir en lo que puede unirnos, no separarnos.

- Borges, usted es un hombre muy popular. ¿Cómo siente esa popularidad?

- Yo no busqué la popularidad, me la metieron la radio, la televisión, el periodismo. Es el resultado de una palabra espantosa: promoción. Los escritores somos hoy como jugadores de fútbol, si hasta nos paran por la calle para pedirnos autógrafos. Recuerdo que hace muchos años yo iba a buscar a Lugones, el más grande escritor argentino, a la biblioteca de maestros en la calle Rodríguez Peña y luego lo acompañaba tomado del brazo hasta el centro. Nadie lo identificaba, nadie lo saludaba, nadie le cedía el paso, era un desconocido entre los millares que caminaban la ciudad.

- Volviendo al fútbol, creo que no habrá podido escapar a escuchar algunos comentarios sobre el torneo.

- Sí, entiendo que los argentinos y los holandeses van en punta, me lo cuentan los amigos y los mozos del café.

- Borges, si Argentina se clasifica campeón del mundo el barullo que usted no soporta se multiplicará por miles y miles de voces. ¿Qué pensará entonces?

- Pensaré que hay mucha gente feliz, que mucha gente habrá alcanzado la felicidad por la que tanto luchamos.

Lo dijo Jorge Luis Borges en 1978, año de "nuestro mundial", el que todavía, y creo que nunca, sabremos cuanto nos costó.

NOTA: Lo trascripto es una síntesis de la entrevista y apunta a que se conozca un poco más a Borges.

25.11.04

El médico a palos

Ayer asistí a la presentación de “El médico a palos”, montada por “Teatro estudio” y dirigida por Fernando Umaña.

Había leído lo publicado en “La Prensa Gráfica”, en donde anunciaban el evento. Si bien lo escrito indicaba el derrotero que llevaba la puesta en escena, apenas si le hizo justicia.
http://www.laprensagrafica.com/cultura/50440.asp

Luego hallé este artículo en otro periódico.
http://www.elsalvador.com/hablemos/2004/211104/211104-5.htm

El director usa acrobacias, lenguaje gestual de doble sentido y giros coloquiales salvadoreños para montar una obra en donde, al menos yo como espectador me divertí mucho. Muchas de las personas a mi alrededor soltaban carcajadas ante las ocurrencias de Sgnarelle o la coquetería de la niñera Jacqueline.

Durante la primera parte, se hace gala del dominio del cuerpo por parte de los actores, a través de piruetas propias de saltimbanquis. A través de este recurso visual se lleva el ritmo de los diálogos o la relación entre los personajes, sin caer en exageraciones.

La caracterización de los personajes por parte de los actores, se ve reforzada por el uso de máscaras, hechas por los mismos actores según se explica al terminar la presentación. Las máscaras permiten que con tan sólo cinco actores se logren desarrollar diez personajes. A esto hay que añadir el uso del vestuario, que complementa la identificación de cada personaje con su puesto en la sociedad y en la obra.

Cervantes dice que las comparaciones son odiosas, pero luego de disfrutar la puesta en escena de “Mirandolina” no deja de sentirse la ausencia de escenario, que se compone prácticamente de telones. “El médico a palos” se destaca por el uso de cuanto recurso escénico se tiene a mano, para construir en la imaginación del público el escenario y las situaciones de la época. Ese es el gran mérito de la obra.

En lo personal, la escena que más me gustó fue aquella cuando Snagarelle se presenta en casa de Geronte y hace su entrada vestido de médico. No la describo en detalle para no adelantar nada a otras personas que puedan asistir a las demás funciones. Otro detalle cómico es el desplazamiento de Lucinda por el escenario, que simula a una bailarina clásica de “El lago de los cisnes”

Hay partes que se sienten como vacías, en donde la acción es mínima y pareciera que se busca tiempo para que ocurra el cambio de vestuario. Un ejemplo es la escena en donde Jacqueline, pan y vino en brazos, sigue a Lucinda. Esto se torna aparentemente sin sentido. Este es el único defecto que le encontré a la puesta en escena, si es posible llamarlo de tal modo.

La traducción de Ricardo Lindo de la versión original a la salvadoreña es ingeniosa, proveyendo de frescura a los diálogos y situaciones.

La actuación de César Pineda como Snagarelle es notable, aunque es posible mejorar las poses afectadas propias de la época, que a ratos son demasiado pocas, lo cual vuelve un poco rígido el desenvolvimiento en escena del personaje. En sus papeles, la actuación de Alejandra Nolasco vuelve a imponerse. Sabe interpretar a la pícara Martina, así como a la coqueta Jacqueline.

Por último, incorporo una pequeña imagen del programa de mano que repartieron (pendiente).

24.11.04

Siempre sobre el tema del fútbol y sus gladiadores

Para seguir abonando sobre el tema del fútbol, encontré este comentario. Puesto que ya dejé claras mis ideas al respecto, no comentaré nada sobre el artículo de Enrique Contreras, el cual cito luego del enlace.

http://archive.laprensa.com.sv/20041121/enfoques/enf_tribuna.asp


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Lero lero, a nosotros

Enrique Contreras
Editor Gráfico de LA PRENSA GRÁFICA
enfoques@laprensa.com.sv


Muchos no entienden el porqué de esa pasión enloquecida por el fútbol, o el porqué dependemos tanto de él. La respuesta es casi poética: es el mejor reflejo de la vida. Sí es un juego, claro, pero es la representación física y a todo color de las subrealidades cotidianas de todos, de las pasiones, desenfrenos, fracasos, de la lucha de clases y de la unificación de las mismas por meras dos horas, en un rito de almas sin vestiduras ni soberbias clasistas.

El fútbol relata el pulso de equipos que ganan contra todos los pronósticos a los mega megagigantes y astros de la ligas. Nos recuerda que las victorias son más jugosas cuando se gana con un hombre menos, o con el árbitro en contra, cuando las faltas son tan evidentes que retan a la paciencia del más santo. La tenaz superación de la adversidad se nos graba en el alma. Es de valientes y corajudos. Y también se aprende de los intentos, de esos que pudieron haber sido un 4 a 0 y terminaron siendo un 4 a 3.

Muchos se pueden ver a sí mismos en Zidane, que tras drible magistral llega a la gloria. En sus vidas, se ven saltando los obstáculos con elegancia y astucia, pero sin trampa, y consiguen gritar su triunfo con la furia, la pasión del mejor gol conseguido.

No sólo es una pelotita que rueda, ni los uniformes bonitos, ni el impresionante estadio, eso es sólo el complemento que rinde honor a la representación de nuestros mejores sueños. Es lo que lleva a hacer nuestros a los equipos, por eso lloramos, nos alegramos y desde niños coleccionamos pósters.

No es la simple pelotita pasando de taco en taco y a la que todos siguen, es el dominio de una técnica de supervivencia, es el aprender a divertirse de una derrota con sabor de victoria. Es saber reconocer la magia en una toma en cámara lenta, cuando la pelota está en el aire y puede ser de cualquiera, y ese cualquiera hace de pronto una maravilla.

El fútbol es un remolino multirracial que absorbe estéticas fugaces que le dan sazón a su mística. Enloquece a los que tenemos pasión por nuestras vidas, por los triunfos e intentos que no culminaron, aun cuando hicimos gambetas magistrales.

El fútbol es la dimensión temporal a la que prestamos nuestras almas, el espacio donde nos sorprendemos de que un jugador millonario nos represente.

El Salvador merece el respeto a esta vida que vemos como un juego, a los sentimientos que le dan color. Merece que esa representación de sueños y verdades no sea una periódica bofetada y burla. La verdadera locura e indignación viene de verlo como un simple juego que entretiene y llena los bolsillos. Esto es irrespetar el arte de lo cotidiano.

22.11.04

El partido que mantuvo en vilo a la afición nacional.

El fútbol es una pasión nacional. Eso es innegable. En cualquier construcción, a mediodía, luego del almuerzo, siempre se verá a algunos jugando fútbol. Y a otros observándolo. Hasta en la más humilde cancha empolvada donde se juegue, habrá espectadores disfrutando las maravillas y pasiones que desata de un partido de fútbol.

Por eso no es de extrañar que cuando juega el equipo del pueblo, pues el público lo apoye con todo el ánimo. Si juega la selección nacional (la "selecta" que le dicen) siempre habrá aficionados que corran al estadio a verlos jugar (y perder, casi siempre)

Nuestro fútbol anda de capa caída desde hace años, fruto de muchas acciones y omisiones de los federativos, del gobierno, de los aficionados y de los que no lo somos.

Lo curioso, es esa aparatosa rueda sinfín de soñar con asistir al mundial, prepararse para el encuentro, pasar por el ritual de asistir al estadio, para luego ver perder a la selección y ver cómo se hacen humo las esperanzas de ser campeones mundiales. Y lo más curioso es que el círculo vicioso es apoyado y alimentado por los medios de difusión: comentaristas que hablan de grandezas sin fundamento, que no analizan las posibilidades reales que se tienen frente a los contrincantes, que dicen que se ganará como por arte de magia, porque es nuestro equipo y es inconcebible la derrota.

Y luego viene el desastre, la salida de las eliminatorias, los despidos de directores técnicos, los llantos y rechinidos de dientes.

Pero a nosotros estas hecatombes se nos olvidan pronto. Y pasan otros cuatro años y las cosas vuelven a funcionar como siempre.

Frente a las desilusiones, lo que me asombra siempre es el entusiasmo con que mis compatriotas abrazan la liga española. Hacen tanta algarabía cuando se celebra el encuentro Real-Barça que parece que son los equipos de dos poblaciones salvadoreñas.

Quizás debido a falta de héroes nacionales, hacemos nuestras las estrellas de la liga española. Y el día del encuentro, salimos a la calle luciendo la camisola de nuestro equipo favorito, creyéndonos invencibles e invulnerables como Aquiles, por el mero hecho de llevarla puesta.

El domingo por la tarde escuché a un niño decir “¡Ganamos!, ¡Les ganamos tres a cero!” Y hasta yo sabía a qué deporte y a que encuentro se estaba refiriendo.

Tal pareciera que en mi país si hacen falta héroes. Y puesto que los que tenemos no alcanzan, pues necesitamos hacer nuestros los héroes de otras latitudes y longitudes.

Mientras la política milenaria de pan y circo siga vigente (que conste que aquí sólo disfrutamos de lo último), pues los salvadoreños seguiremos viviendo de fantasías. Mientras nuestra cultura sólo nos unifique en el fútbol, y no en las artes plásticas, o en el teatro, o en la literatura, no podremos ir construyendo la “identidad nacional” y seguiremos necesitando gladiadores multimillonarios de otras ligas.

18.11.04

El spam que es una media verdad

Ayer recibí uno de los típicos correos de cadena solidaria. Tengo la costumbre de buscar en Internet si el mensaje es falso o no. Si hallo que es falso, le aviso al remitente que el mensaje es falso e incluyo el enlace de la página web que lo confirma.
Ayer hice eso. Para el correo que recibí, el enlace que dice que es una cadena falsa es el siguiente:
http://www.rompecadenas.com.ar/hoaxes/shrine.htm

Envié un mensaje a la persona que me remitió el mensaje. Según yo, todo acababa ahí.
Un nuevo mensaje del remitente: Antes de re-enviar el mensaje, había hablado al hotel en cuestión y preguntado por la señora. La señora trabaja ahí y, según parece, si tiene un hijo enfermo.

Me resultó muy triste. Triste porque la historia puede ser cierta, pero divulgarla a través de Internet y pensar que se pueden recolectar fondos así es una falacia.
Es aprovecharse en forma amarillista del dolor de alguien, y de alguna manera estafar a los que recibimos los mensajes, como a la gente sufriente.

Para terminar, una cita del maestro de Jorge Luis Borges.
'That a lie which is half a truth is ever the
blackest of lies; That a lie which is all a lie
may be met and fought with outright. But a lie
which is part a truth is a harder matter to fight.'
Alfred Tennyson.

La cual traduzco libremente así

'Cuando una mentira es una verdad a medias
se vuelve la más oscura de las mentiras.
Cuando una mentira lo es en forma total,
puede descubrirse y combatirse inmediatamente.
Pero que una mentira sea en parte verdad,
es la cuestión más difícil de combatir'
Alfred Tennyson.

Me despido con tristeza.

17.11.04

un buen inicio?

Hoy doy inicio a esta experiencia. Hasta dónde llegará lo dirá el tiempo y el interés y empeño que coloque en ello. Compartir ideas es lo importante. Por dejar de hacerlo se han roto muchas amistades, pero a veces por hacerlo se han desencadenado guerras y persecusiones.

Los invito a leer lo que poco a poco irá saliendo en estas páginas. Algunas cosas serán muy locales, otras globales. Depende del tema que se tropiece en mi mente.

Un saludo