Con esto de los tratados de libre comercio, del ALCA, OMC y todas esas yerbas, se ha puesto de moda escuchar hablar de barreras arancelarias, subsidios, "dumping" y esos términos económicos. El punto a debatir siempre es la protección de los productores nacionales, en especial a los agricultores. Los aspectos generales del rollo son comprensibles, pero me siguen pareciendo una complicación.
Entiendo que cada país intente mantener la propia agricultura. Ello da sustento a muchas personas y protege a la nación de depender alimenticiamente de otras. Esto es importante en caso de guerras o problemas ecológicos en otras regiones del globo.
Si el mundo fuera simple, los gobiernos de las grandes potencias económicas (como las del G-8) mantendrían los subsidios a la agricultura local, pero no venderían los productos en el mercado internacional a precios bajos. Más bien donarían todos estos alimentos a los países pobres del tercer mundo, en especial a los africanos. Con esto cumplirían con los acuerdos de donación de un porcentaje del PIB para desarrollo en países pobres, mantendrían a salvo su agricultura y alimentarían a esos millones de personas (sobre todo niñas/os) que mueren de hambre cada año. Se haría justicia, en mi opinión.
¿Por qué este mundo no es tan simple?
Estaría bien, pero no bastaría. Desgraciadamente, eso es caridad que no produce cambios a largo plazo. Lo que hace falta es desarrollar esos países, su agricultura, sus industrías, etc, para que sean, al menos en lo básico, autosuficientes.
ResponderBorrarPero los planes de las multunacionales y de esos organismos que mencionas, que están a su sueldo, son bien distintos: ellos prefieren dejar a cuantos más países mejor en estado de consumidores dependientes. Ese es uno de los riesgos de los alimentos transgénicos, como bien sabes. Al final, nos cobrarán hasta por el agua y el aire que respiramos. Esta especie y su habitat se autodestruirán en diez, nueve, ocho...
Éowyn:
ResponderBorrarGracias por tu comentario, aporta cosas que dejé por fuera en mi post. Es cierto, la caridad no basta, pero en lo inmediato podría salvar de morir de hambre a muchas personas.
Además, el donar todos esos alimentos, evitaría una sobre-oferta y el "dumping", que es lo que mantiene bajos los precios internacionales de los productos agrícolas. Al obtener mejores precios, los agricultores podrían realmente vivir de lo que producen y mejorar su nivel de vida.
Sí, es una solución demasiado sencilla, quizá con demasiados agujeros, pero no me trago que el comercio internacional sea tan complicado como para que mantenga a una buena parte de la humanidad hambrienta.
Ojalá sepamos detener la cuenta regresiva en la que estamos inmersos.
saludos