30.1.05

Terminó la teletón

Terminó la teletón. Y según parece alcanzó la meta económica propuesta. Eso me alegra. Todos los niñas/os y adultas/os discapacitados necesitan nuestro apoyo y no porque sean discapacitados, sino porque son especiales y ante todo, porque son personas. Simple.

Me llama la atención la capacidad de algunos artistas mexicanos de identificarse con la causa de la teletón salvadoreña. De veras que dan de su tiempo y su esfuerzo para animar el evento. Mi admiración para Adal Ramones y Arturo Peniche. Mis respetos y mi agradecimiento.

Una vez pasada la fiesta, quiero hacer algunos comentarios que ha venido rumiando desde hace tiempo.

  • La teletón es un espacio donde FUNTER y la empresa privada salvadoreña viven una situación de ganar-ganar. Los primeros necesitan fondos para inversión y operación y los empresarios tienen una manera de efectuar donaciones que son deducibles del impuesto sobre la renta. Esto en sí no es malo, para eso está diseñado el incluir las donaciones dentro de las declaraciones fiscales.
  • Me gusta que la teletón es capaz de aglutinar coordinadamente el esfuerzo de muchas personas, muestra que cuando la obra es buena, los salvadoreños somos capaces de trabajar bajo la batuta de un director y caminar hacia adelante como país.
  • Si bien los fondos recaudados son para FUNTER y existe una auditoria para vigilar la transparencia de los fondos y de los donantes, el público se merece saber, en números gruesos, cuánto se recaudó de parte de la gran empresa, cuánto de los eventos benéficos y cuánto del pueblo en masa.
  • Mi especulación es que una gran parte de lo recaudado viene de la gran empresa, por lo que el aporte generoso de la mayoría de los salvadoreños poco tiene que ver con el resultado final. No lo digo por deslucir los pequeños aportes, al contrario todos son necesarios. Mi barrunto apunta a que si el aporte popular no tiene gran peso, ¿porqué se destina gran cantidad de dinero a la publicidad de la teletón? Puedo contestar que ayuda a sensibilizar a la población sobre el problema de la discapacidad, pero eso no me convence. Más me parece que es publicidad benéfica para las empresas que apoyan la logística de la teletón.
  • Otro aspecto que me da resquemor es la presencia constante de niños con discapacidades en los diferentes comerciales. Sirve para sensibilizar a personas que los restantes 363 días no piensan en sus semejantes y que no recuerdan que hay personas discapacitadas. Nos sirve para recordar que hace falta diseñar y modificar nuestra infraestructura vial, urbanística y (sobre todo) mental para incluir a los discapacitados.
  • No obstante, hay cosas que más que mover a la compasión y empatía, mueven a la lástima. Y es cuando se pasa al terreno del chantaje emocional. La línea es muy fina y a veces se cruza frecuentemente.
  • La teletón busca ser incluyente, busca sensibilizar a la población, recaudar fondos, etc. Entonces ¿por qué participa en su preparación y difusión sólo una cadena televisiva salvadoreña? ¿Por qué participan artistas de una sola de las grandes cadenas de televisión mexicanas? ¡No me digan que hasta en esto de ayudar al prójimo hay derechos de exclusividad de transmisión!
  • Durante el desarrollo de la teletón hay números artísticos, conteo de lo recaudado hasta cierta hora y donaciones grandes y pequeñas. El que se publicite que determinado barrio o pueblo haga su aporte para la causa me parece positivo, pues favorece la transparencia del proceso. Lo que me parece un poco fuera de lugar es que las grandes empresas, quienes no necesitan de transparencia frente al público (pues tendrán acuse de recibo para la declaración impositiva) hagan grandes ceremonias y griten a las cuatro esquinas del país la cantidad que entregan. Alguien muy sabio llamó a eso “amores de teletón”. Él decía que las empresas demuestran su amor para con los discapacitados de esta manera: “Te quiero, pero déjame decírtelo en público, por televisión para que todos se den cuenta de cuán bueno soy.” Sólo me recuerda aquella enseñanza de “Cuando, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha


Quizá este post me sacó el lado cínico y acre, pero son las cosas que anduvieron dando vueltas en mi cabeza, hasta el día de hoy, que pude plasmarlas por escrito.

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