26.1.05

La Iglesia católica y el látex (I)

El martes 18 de enero por la mañana, escuché en el noticiero CNN en español, que el vocero de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, había pedido una reunión con la ministra de sanidad y consumo del gobierno español, para hablar sobre el tema del preservativo como medio de controlar la expansión de la epidemia del SIDA. A la salida de la reunión el vocero dijo que estaba de acuerdo con el uso del condón como medio de control de la enfermedad. Esta noticia causó revuelo. Al día siguiente, apareció una nota aclaratoria en donde se aclaraba que todo había sido un malentendido y que la Iglesia católica española seguía fiel a lo dispuesto por el Vaticano sobre el tema.

Este tema ha sido comentado ampliamente por los periódicos españoles, argentinos y de otros países. Curiosamente, el tema ha pasado casi desapercibido, a mi entender, para el matutino que leo durante el desayuno. Igualmente ha sido comentado en diferentes bitácoras.

Más allá de si la noticia fue mal difundida o si hubo confusión de parte del vocero de la conferencia episcopal, quisiera detenerme en el meollo: La posición de la Iglesia católica respecto a la vida sexual de sus fieles.

El Vaticano sostiene que la vida sexual debe ser llevada dentro del matrimonio religioso de un hombre y una mujer, y debe llevar como finalidad principal la procreación de nuevas/os hijas/os de Dios. Además, sostiene que mientras las personas no se casen, deben llevar una vida de castidad y abstinencia. Por supuesto que hay más detalles, pero sirva esto como resumen de la postura. Ya la iré detallando más adelante.

Mis padres me inculcaron esta visión, que sin duda comparten, y yo la hice mía durante un tiempo, pero luego comencé a ver ciertos huecos en esa lógica. Así que si ellos leen esto algún día, se sorprenderán del contenido.

Veamos los diferentes aspectos de la doctrina de la Iglesia sobre la vida sexual de la persona y sobre el uso del condón para prevenir el avance del SIDA.

1. Las mujeres y hombres deben practicar la castidad y abstinencia sexual mientras estén solteras/os.

Respeto (y admiro) a las personas que han elegido este camino, porque me imagino que no es fácil de recorrerlo. Yo entiendo que la Iglesia pide esto se dirige a personas que tienen un trabajo o profesión, que son capaces de planificar su economía doméstica, de manejarse de manera aceptable en los diferentes ambientes, que son adultos o jóvenes adultos que tienen estabilidad psíquica y emocional. Es decir, les pide a las personas que sean adultos competentes y desarrollados en todos los demás aspectos de su vida, pero que en el área sexual sean ignorantes, “analfabetas”, subdesarrolladas. ¿Acaso no debe fomentarse el desarrollo integral de la persona? Y ojo, que no me refiero a que las personas no sepan de forma teórica sobre los temas de la sexualidad humana, (Este punto lo detallaré posteriormente) hablo de la vivencia de su sexualidad.

2. Tanto el hombre como la mujer deben disfrutar de su sexualidad dentro del contexto del matrimonio.

A este respecto, la Iglesia quiere que las personas se concentren, durante el noviazgo, en establecer un vínculo afectivo, de empatías e intereses en común y no enturbien esto con sexo pre-matrimonial. Además de pedirles que sean subdesarrollados sexuales, les piden que controlen y domen la atracción natural que existe entre hombre y mujer y sobre todo entre dos que se quieren. Menuda tarea, sobre todo cuando sólo se pide que se cumpla, sin proponer un método para lograrlo. ¿Cómo va aquello? “Ponen cargas pesadas sobre los otros, pero no mueven ni un dedo para ayudarlos” ¿Les suena familiar?


(continuará)

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