Hace tres semanas, cené con mi amigo JGS, a quien tenía cerca de dos años de no ver. Su trabajo lo mantiene ocupado en los países del área centroamericana. Ahora reside en Honduras, luego de vivir mucho tiempo en Guatemala y antes de eso vivió cerca de siete años en El Salvador, donde lo conocí
Mi amigo tiene una gran cualidad, que a la vez puede volverse su gran defecto: es visionario. Cuando tiene una idea es capaz de crear todo un plan de trabajo alrededor de ella. Y puede ser muy detallista y no sólo en los planes de corto plazo. Esta vez me estuvo hablando de una idea para reorganizar todo un plan de capacitación, que cubriría cerca de doce años, con límites muy definidos en sus diferentes etapas, con signos claros para su evaluación y seguimiento en cada persona.
Cuando los planes y su implementación dependen de pocas personas o exclusivamente del área de influencia de mi amigo, logra llevarlos a cabo. El problema es cuando necesita la aprobación de instancias superiores o significan una re-ingeniería de procesos mentales u operativos. Mi amigo redacta su plan, que puede abarcar cerca de ciento cincuenta páginas. Lo remite y espera por comentarios, correcciones o aprobaciones. Casi nunca le responden. Algunas veces le contestan que el plan suena interesante y que en cuento tengan tiempo lo revisarán y lo llamarán para conversarlo. Las más de las veces simplemente obtiene un silencio por respuesta. ¿Porqué los seres humanos solos así? ¿Porqué las jefaturas son tan inerciales? Se les presenta un plan, que a veces puede ser objetable en algunos de sus puntos, pero que busca resolver un problema desde su raíz. En lugar de contestar con razonamientos, con un plan alternativo, con modificaciones a la propuesta o con una discusión interesante, sencillamente prefieren el cómodo silencio.
Quizá no estamos acostumbrados a argumentar, o simplemente nos acomodamos en nuestro puesto. Quizá podemos tener miedo que con el reconocimiento de las buenas ideas de otros sean ellos los obtengan el mérito que deseamos para nosotros
Por eso es que es tan común el plagio de ideas por parte de las jefaturas.
Igualmente, este acomodamiento es que ha tenido tanto éxito libros sobre como manejar los cambios. un ejemplo de ello es "Quién se ha llevado mi queso" de Spencer Johnson, M.D.
En fin, le deseo a mi amigo mucha suerte con sus planes. Y para mí, pues deseo no olvidar que si me voy a la cama siendo la misma persona que se levantó de ella por la mañana, significa que fue un día perdido.
Categoría: Reflexiones
Un poco de historia:
Hace un año, me enfrenté con la poesía
Categoría: Poesía
Me llevo la idea final :)
ResponderBorrarYo tampoco quiero perder mis dias ;)
Besos, amigo.
Bueno, si te llevaste algo luego de leer el post, significa que mi día no fue un desperdicio.
ResponderBorrarBesos, amiga.