Durante mi etapa de educación primaria y secundaria, mis profesores me inculcaron la habilidad de esquematizar los contenidos de una lectura o conferencia. Nos hacían crear cuadros sinópticos, esquemas de trabajo, etc.
Años después, me encontré con la modalidad de esquema en los procesadores de palabras y su habilidad de numerar automáticamente párrafos y subpárrafos. ¡Maravilloso! Se eliminaban o añadían ítems y la numeración cambiaba por arte de magia.
Esta habilidad aprendida me ha resultado muy útil para poner por escrito muchas ideas. sin embargo, no me ayudaba a tomar notas en mis cuadernos en clase, donde elementos de páginas anteriores se conectaban con lo que acababa de escribir. Y tirar líneas de conexión entre esas ideas dejaría el cuaderno como un laberinto. Iguales dificultades paso cuando intento pasar en limpio los resultados de una reunión de trabajo.
Una solución que me parecía adecuada era el uso de hipervínculos similares a los usados en la red. Pero eso sirve en la computadora y no resuelva el de las notas en papel.
Revisando los estantes de una librería, encontré un libro sobre los mapas mentales. Es una forma gráfica de plasmar ideas, proyectos, en papel. Al estar de moda y orientado a métodos gerenciales, el libro era carísimo, por supuesto. Una rápida búsqueda en la red me llevó a lo que necesitaba. Encontré que la idea existe desde mediados de la década de 1960 y que ha revolucionado la forma de tomar notas en clases y reuniones de negocios, fomentando la creatividad. Incluso encontré varios programas para PC que son capaces de generar mapas mentales. Dentro de los gratuitos, el que mejor me ha funcionado es freemind. Aunque sus autores advierten que, estrictamente hablando, no es un software que genera mapas mentales. No obstante, me ha servido lo suficiente como para incursionar en esta divertida manera de poner en papel mis ideas.
Categorías: Mindmapping, Creatividad
Le echaré un ojo, precisamente estoy muy interesado en esa cuestión por motivos profesionales.
ResponderBorrarUn saludo