La publicidad que está llevando a cabo el banco que compró al otrora Banco Salvadoreño, comenzó mostrándonos definiciones operativas de lo que no era, mencionándonos las famosas siglas, sin explicarnos su significado. Con el tiempo, la campaña propagandística, lejos de ser agradable, ha llegado a límites del hastío, se ha vuelto repulsiva y me hace cambiar de página de periódico, cambiar la estación radial o televisiva en donde aparece. Es mas, intento, en la medida de lo posible, no utilizar ninguno de los servicios de dicho banco.
La semana pasada me encontré con esta entrada de Víctor, que igualmente refleja ese malestar. Sin embargo, el usa el terminó "embriagante" en su nota, cosa que me recordó un texto leído en la página 37 del libro No Logo, de Naomi Klein (por cierto, dejé de lado el libro por un buen tiempo y creo que lo retomaré proximamente)
El mundo del marketing siempre está tocando un nuevo techo, superando el récord del año pasado y planificando cómo hacer lo mismo el siguiente con más anuncios y con nuevas fórmulas agresivas para llegar a los consumidores. El crecimiento astronómico de la industria de la publicidad se refleja claramente en las mediciones bianuales de los gastos totales en este concepto en los EE.UU. (véase la tabla 1.1, en la página 38), que han aumentado tan regularmente que se esperaba que en 1998 su cifra alcanzara los 196.500 millones de dólares, mientras que el gasto total se calculaba en 435 mil millones.5 Según el Informe sobre el Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 1998, el crecimiento en el gasto mundial «supera ahora en un tercio al crecimiento de la economía mundial».
Este modelo es producto de la firme convicción de que las marcas necesitan aumentar continua y constantemente la publicidad para mantenerse en la misma posición. Según esta ley de la reducción de los beneficios, mientras más anuncios hay (y en razón de esta ley, siempre hay muchos), las marcas deben ser más agresivas si quieren mantenerse vivas. Y por supuesto, nadie conoce mejor la ubicuidad de los anuncios que los publicitarios mismos, que consideran que la inundación comercial es un claro y elocuente llamado a hacerlos todavía más abundantes e invasores. Con tanta competencia, dicen las agencias, los clientes deben gastar más dinero que nunca para asegurarse una voz chillona que se oiga por encima de todas las otras. David Lubars, un alto ejecutivo del Grupo Omnicon, explica, con más franqueza que sus colegas, el principio rector de la industria: «Los consumidores», dice, «son como las cucarachas: los rocías una y otra vez hasta que con el tiempo se vuelven inmunes».6
Pero si los clientes son como cucarachas, los especialistas en marketing deben pasarse el tiempo imaginando nuevas pócimas para lograr un Raid con potencia industrial.
Notas:
5. Las estadísticas provienen de las predicciones del gasto publicitario de McCann-Erikson publicadas en Advertiúng Age y del Informe sobre el Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 1998. La mayoría de los observadores de la industria calculan que el gasto en publicidad de las marcas globales en EE.UU. representa el 40 % del gasto total que hacen en el resto del mundo por el mismo concepto. El gasto publicitario canadiense, que la industria calcula con menos rigor, muestra la misma tasa de crecimiento, pero con cifras inferiores. Entre 1978 y 1994, por ejemplo, la industria pasó de 2.700 millones a 9.200 millones (fuente: «A Report Card on Advertising Revenues in Canadá», 1995).
6. Yumiko Ono, «Marketers Seek the "Naked" Truth in Consumer Psyches», Wall Street Journal, 30 de mayo de 1997, pág. Bl.
(Las marcas en negrita son mías)
Así que no es que no estamos bajo el influjos de bebidas alcohólicas, simplemente ¡nos tienen bien fumigados!
Yo también me uno a la protesta de Víctor ¡Basta ya de semejante propaganda!
Categoría: Reflexiones, Medios de difusión, Publicidad, No Logo, Naomi Klein
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