En el pasado año 2006, logré ver ejemplos concretos de los que son los Troles de Internet. Ya había leído sobre ellos en algunas publicaciones, pero nunca había presenciado su accionar en bitácoras o sitios que visito. No me refiero exclusivamente a los que han florecido en la blogósfera salvadoreña pues también "sentí" su presencia en otro blog escrito por una española. No sé que tanto tuvo que ver esto con que dejara de actualizarlo, pero sospecho que lidió con ellos un tiempo más o menos largo.
Cuando me refiero a los troles salvadoreños no incluyo a las personas que muchas veces opinan de manera diferente a la postura del dueño de la bitácora, ni a los que dejan anónimos y valiosos comentarios. Son más bien esos que aparentan ser una cosa y son otra, que se comportan piromaníacamente, que opinan únicamente para "meterle fuego al cañal". Troles son aquellos quienes se ocultan bajo la capa del anonimato para ultrajar, para actuar en forma vandálica.
El artículo de Wikipedia que enlacé antes dice muchas cosas acerca de ellos. Lo único que puedo añadir de mi cosecha es que me sorprende ese tipo de comportamiento: disruptivo, insultante, arrogante, errático. A ratos lo imagino impulsado por la embriaguez, las alucinaciones o una buena resaca (cruda, goma). Ni siquiera intento imaginar las motivaciones que tienen estas personas, pues no tengo datos suficientes para hacerlo. Lo que sí me provoca es una sensación de tristeza, pues significa que en todas esas personas puede haber algo estancado, podrido, que no ha sido trabajado. A veces pueden ser bromas pesadas, pero muchos de esos comportamientos reflejan ese "lado oscuro" que todos llevamos dentro y que ciertas personas no logran dominar. O quizá peor: gozan con sacarlo a flote. No sé, me parece que los troles nos necesitan para vivir, de lo contrario todos esos sentimientos que llevan dentro los carcomerían y los harían desmoronarse.
La única recomendación que encuentro para lidiar con ellos es aquella de "No alimenten a los troles". Creo que por el momento no es posible eliminarlos de Internet. Quizá no valga la pena hacerlo. Son la espina en el costado que nos recuerda que podemos y debemos trabajar para ser mejores personas.
Categorías: Reflexiones, Internet
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.