Usamos las etiquetas para todo (Yo, por ejemplo, las uso en las notas de esta bitácora) Muchas veces las usamos para clasificar a las personas: rayadas, cuadriculadas, a rombos, floreadas y así según nuestra percepción. Y son tan poderosas que nos cambian la manera de comprender las cosas. Para muestra, lean lo que encontré en Página12
Los diarios alemanes publicaron una pequeña anécdota que ocurrió en la ciudad de Aquisgrán, en el oeste alemán. Un parroquiano perdió su billetera, que fue hallada por otro, que la devolvió con su contenido sin aceptar la correspondiente recompensa. Hasta ahí no pasa de ser un loable acto de ciudadanía. Pero además, adentro de la billetera había un carnet de afiliado al NPD. Y el que la encontró y la devolvió era un joven inmigrante africano de 20 años. "En el interior de la billetera se encontraba el carnet de miembro de un partido que no desea que resida en el país la persona que lo encontró", señalaba el parte de la policía.
Es triste como una etiqueta es capaz de convertir a una gente honrada en algo rechazado, indeseable o intocable. Capaz de convertir un gesto honrado en una noticia.
Categoría: Reflexiones
Impresionante y triste.
ResponderBorrarOjalá se perdieran más billeteras y hubiera más gente para devolverlas.
Ojalá hubiese menos carnés de partidos que excluyen a la gente por motivos in-humanos.
ResponderBorrarOjalá no existieran las billeteras.
ResponderBorrarArbolario:
ResponderBorrarHas mencionado una de las grandes etiquetas. Gracias por recordárnoslo.