Este día se celebra el día internacional de la lucha contra el SIDA. Las noticias y la mayoría de nuestros pensamientos se enfocan en la lucha para alcanzar de una cura para esta enfermedad o para evitar su propagación. Por supuesto que eso es importante. Sin embargo, no creo que la lucha sea más dura en ese frente de batalla. Me parece que la lucha es más intensa en otras áreas, como la discriminación y la intolerancia que sufren los enfermos, así como el pleito contra nuestra propia ignorancia.
Se me ocurre que, dado que la enfermedad en los primeros años comenzó a atacar a la población homosexual y a la drogadicta, todavía persiste en nuestras mentes que el ser VIH positivo y tener SIDA es casi como un castigo divino por el comportamiento promiscuo de las personas afectadas. Quizá por esto nos encargamos de profundizar el sufrimiento de los enfermos con nuestro desprecio.
Ya mencioné en otra nota (la última del pasado octubre) que el tema de la educación sexual en El Salvador necesita ser trabajado de manera integral, tanto por el gobierno, los padres de familia y las iglesias. Del mismo modo, es urgente comenzar a trabajar el tema de la educación acerca del SIDA, enfocado en la prevención y en el manejo de las personas infectadas. Es necesario que recobremos nuestra propia humanidad para dejar de tener a las personas infectadas arrinconadas en el hospital de caridad, castigadas con nuestra discriminación.
Es un hecho que nadie quiere que la enfermedad se esparza o verse contagiado con ella ¿Que pasaría si una persona muy querida por nosotros resultara infectada? ¿La expulsaríamos de nuestra casa? Es por esto que tendría que ser una obligación para cada cada uno de nosotros luchar contra nuestros prejuicios para poder tratar a las personas con SIDA como seres humanos.
Me parece que esa es la luchas que podemos emprender cada uno de nosotros, en forma individual. Este es un buen día para comenzar.
Categorías: Salud, SIDA, Discriminación, Prejucios
Se me ocurre que, dado que la enfermedad en los primeros años comenzó a atacar a la población homosexual y a la drogadicta, todavía persiste en nuestras mentes que el ser VIH positivo y tener SIDA es casi como un castigo divino por el comportamiento promiscuo de las personas afectadas. Quizá por esto nos encargamos de profundizar el sufrimiento de los enfermos con nuestro desprecio.
Ya mencioné en otra nota (la última del pasado octubre) que el tema de la educación sexual en El Salvador necesita ser trabajado de manera integral, tanto por el gobierno, los padres de familia y las iglesias. Del mismo modo, es urgente comenzar a trabajar el tema de la educación acerca del SIDA, enfocado en la prevención y en el manejo de las personas infectadas. Es necesario que recobremos nuestra propia humanidad para dejar de tener a las personas infectadas arrinconadas en el hospital de caridad, castigadas con nuestra discriminación.
Es un hecho que nadie quiere que la enfermedad se esparza o verse contagiado con ella ¿Que pasaría si una persona muy querida por nosotros resultara infectada? ¿La expulsaríamos de nuestra casa? Es por esto que tendría que ser una obligación para cada cada uno de nosotros luchar contra nuestros prejuicios para poder tratar a las personas con SIDA como seres humanos.
Me parece que esa es la luchas que podemos emprender cada uno de nosotros, en forma individual. Este es un buen día para comenzar.
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