Lo leí en los periódicos y me asombró. Luego lo volví a leer en el blog de Jacinta Günter Grass, el premio Nóbel de literatura, confesó haber formado parte de las SS durante la segunda guerra mundial.
Tal como lo escribí en el blog de Jacinta, si bien admiro su sinceridad, rechazo su pertenencia al nazismo. No obstante, no me siento en la posición de juzgar toda su vida a partir de este hecho.
Sin ambargo, me parece que existe una cantidad de personas que intentan ganar altura moral haciendo leña del árbol alemán caído. En mi caso, me parece injusto enlodar todo el prestigio del Sr. Grass por este evento ocurrido hace muchos años.
Leyendo los periódicos, encontré dos artículos: uno escrito por un crítico nacional y el otro por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez.
En el primero, si bien se plantean dudas razonables (como la del contrato millonario para publicar sus confesiones) me parece que el tono general del artículo apunta a la censura de toda la tarea llevada a cabo por Grass. Y digo censura, pues no puede llamarse crítica a lo que evade el esfuerzo mínimo por entender las causas que pudieron llevar al escritor alemán a su participación en el nazismo.
El segundo artículo, me parece más ecuánime, pues dice "los archivos militares de Berlín, siempre estuvo a disposición de quien quisiera ver el registro de Grass". Quiere decir que si alguien se hubiera puesto a escarbar en el pasado del escritor alemán, hubiera demostrado lo que ahora él mismo nos cuenta por su propia mano.
Mejor lean los artículos y fórmense su propia opinión, pues el tema no es simple: anular toda la bondad que hizo o puede hacer un hombre por un error de juventud. Ya lo planteó SilvioR en alguna de sus canciones
"Si alguien roba comida
y después dá la vida
¿qué hacer?
¿Hasta dónde debemos
practicar las verdades?
Mientras tanto, no veo el porqué no buscar una novela de Grass y disfrutar su lectura.
Categoría: Reflexiones, Literatura, Günter Grass, Sergio Ramírez