Recuerdo que fue en una entrega de los Grammys, en donde actuaron Ella Fitzgerald junto al grupo Manhattan Transfer. Los presentó Linda Ronstandt, me parece. Ese fue mi segundo encuentro con el jazz, esta vez con sus canciones. Quedé prendado de la voz de Ella y la polifonía colorida de Manhattan Transfer, pero no encontraba música de ninguno de ellos en las tiendas locales. Preguntaba y los dependientes me miraban con cara de ¿Y eso con qué se come? Luego, en un viaje, compré un disco compacto con las mejores interpretaciones de Manhattan Transfer. Me alegró mucho, pues ya comenzaba a creer que el grupo no existía y que había soñado esa presentación televisiva.
Continuará...
A veces cuesta hacerse de la buena música.
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