Es curioso como, si te sientas a ver a la gente pasar, a mirarla, simplemente a hacerlo, te das cuenta que mientras caminan solas, van concentradas en lo que ocupa su corazón o su mente. Ves aflorar sus alegrías, pero sobre todo sus tristezas. Miras rostros con el ceño cargado, caras con mucho cansancio, frustración, con dolor. No me refiero a imaginarse lo que sienten, piensan o a proyectar mis propios sentimientos, sino que si te sientas a ver pasar, mirarás pasar la vida de las personas.
Luego caes en la cuenta que cada quien lleva una carga a la espalda, y que por mucho que pese la que lleves tú, no quisieras cambiarla por la que llevan los otros. Sabes que no podrías soportarla ni un solo día. Eso no te da consuelo, sino que te recuerda que todos formamos parte de la misma Humanidad.
Luego caes en la cuenta que cada quien lleva una carga a la espalda, y que por mucho que pese la que lleves tú, no quisieras cambiarla por la que llevan los otros. Sabes que no podrías soportarla ni un solo día. Eso no te da consuelo, sino que te recuerda que todos formamos parte de la misma Humanidad.
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